Con ventana de cristal, la alcoba es oscura. ¿Resistir su ausencia desgarradora? Con colores ardientes, las paredes son frías. ¿Evitar que la calidez escape por la ventana, tras él? Maldijo aquel «no te quiero ver más». Y luego el accidente irreparable…
Ella repasa el perchero, mojándolo con lágrimas. Nota que falta un botón, el cómplice que ella le cosió en su camisa preferida, luego de retozar juntos. Busca con desespero, pero el botón está ausente… como él.
Un destello de luz desde la ventana… Ella se acerca. Junto al cristal descubre el botón: también está mojado.
5 comentarios:
Hay palabras que una vez pronunciadas son irreparables. Y se convierten en cuchillos que nos destrozan...desgarrador relato. Me consuela que el perdón, que es el mejor bálsamo está al alcance de todos...solo hay que elevar los ojos y pedir...
Abrazos!!!
Mi querida Paloma:
¡Las palabras tienen poder! ¿Tal vez por eso hace tiempo vino uno encarnado como la Palabra?
Abrazos!!!
qué peligro una camisa de esas que va proyectando en pies de página las circunstancias!; felicidades Yuan y no vas a salir a vacaciones sin avisar!
ojalá encuentre inspiración entre las gotas de agua que chocan y contruyen formas nuevas en la ventana...
Gracias, Juan y Laura, por pasar siempre por esta ventana.
Y esta ventana se quedó cerrada el domingo pasado sin cuento nuevo!
Pero ya postearé algo en unos minutos.
Saludos!
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