domingo, 22 de mayo de 2011

Trilingüe

¿Recuerdas cómo nos conocimos en la Facultad de Idiomas? Quizás fue por ese exótico rictus en tu sonrisa o el crucifijo naíf colgado en mi cuello... lo cierto es que la confianza mutua no requirió de mucha incubación. Compartimos el deleite por las lenguas, las horas de estudio, los diccionarios, los lápices, los apuntes, las empanadas pedidas a domicilio, los refrescos de uva... Al final del semestre propuse celebrar nuestras excelentes calificaciones. Y tú, saltando los convencionalismos de una sociedad machista, tomaste la iniciativa de sugerir unas vacaciones en Europa los dos juntos, con la excusa de que así practicábamos lo aprendido.
En el primer avión te conté de cómo me había encariñado con mi soledad de 25 años. Tú sólo me enseñabas tu enigmática sonrisa.
Estuvimos bajo el cielo británico. Cuando el Big Ben marcó las 5, tomamos el té ceremonioso, y luego paseamos mano a mano repitiendo una y otra vez nuestra palabra favorita en inglés: «We».
Nuestro segundo destino fue París. En la plaza frente a Notre Dame, con el Sena como testigo, me confesaste tu enamoramiento y, de nuevo por encima de las normas sociales, me propusiste matrimonio. Sobrecogido, te respondí en perfecto francés: «Oui».
Cruzamos los Pirineos y arribamos a Madrid. Aprovechando la multitud en la Puerta del Sol, amparado por el Oso y el Madroño, desaparecí de ti. En buen castellano: «Huí».
A los seis meses conseguí trabajo como camarero en una tasca cerca de Callao en donde frecuentan turistas de habla inglesa y francesa.
Después de 25 años sin saber de ti, mi compañera soledad ya empieza a lastimarme. Lo que más me duele es ignorar si aún muestras tu rictus cada vez que me recuerdas, si es que mantienes memoria de mí...
¿Sabes que la palabra que más me atormenta sigue siendo monosilábica? «¡Uy!».

9 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Bueno...él, que no lo quiso...¿le entro miedo? Prefirió la soledad?
Ya veo que ahora le queda la misma palabra que yo pronuncio cuando me pincho con una aguja o me corto con un cuchillo recién estrenado, ja,ja.
Bueno el relato Yuan.
Besos!

Yuan dijo...

¿Será que hay personas que le huyen a la palabra compromiso porque se parece a la palabra promesa? ¿Será que hay personas que se escudan con la excusa de que les "encantan" la soledad?
Abrazo, Paloma querida!

cinthya rios dijo...

ayyy,ayyy,que personaje,tanto hablar de manera florida y tan bonita y salir con eso,pobre tipo,lo que pasa es que le temió al compromiso o estaba tan acostumbrado a su soledad que mejor se quedó con ella,eso si con el pretexto de celebrar su graduacion se regaló el viaje de su vida,tipo listo :D
salu2

Yuan dijo...

Cinthya:
¿Era un "tipo listo"? En ciertas zonas del Caribe cuando se dice que alguien "está listo" quiere decir que se murió.
Qué curioso!
Saludos!!

cinthya rios dijo...

ohhh!!!
eso no lo sabía,cada día se aprenden cosas nuevas je :)
salu2

Yo soy Escribidor dijo...

Le tenía miedo a lo que en realidad significan las palabras. O quizás, el metatexto de éstas.

Yuan dijo...

Deivi:
Uy sí! La palabra clave aquí parece que es miedo.
Abrazo!

Unknown dijo...

no esta bien que a las personas nos guste la soledad no?
No creo que sea un miedo al compromiso, sino tambien temor de perder algo tan intimo. Despues del amor, la vida, la alegria, la tristeza y nuevamente el amor a veces casi siempre solo nos espera nuestra inofensiva soledad....

¿excusas?

saludos!

Yuan dijo...

Lu:
A mí me gusta la soledad, pero no me siento solo!
Saludos!