En el centro de nuestro pueblo hay una plaza hacia donde confluyen seis caminos, señalizados por los números del 1 al 6. Son atractivos de esa plaza: una fuente de aguas cristalinas y un gran dado que los pueblerinos le achacamos poderes mágicos. Por ejemplo, alguien que necesita una respuesta a alguna inquietud se dirige a la plaza; tira el dado y, según el número que marque, camina por la calle correspondiente. Se dice que quien hace eso, siempre encuentra la requerida respuesta en alguna parte del camino indicado por el dado. Se dice que éste nunca se equivoca…
Se detiene en la fuente un caminante sediento. Cuenta que «aquí mismo en el pueblo está la respuesta que necesitaba», pero alega que nuestro dado no es mágico. «Pienso que cada respuesta que buscamos no está en el azar de un dado que determina el camino. Tal vez la respuesta está, justamente, en “ponernos en camino”».
Aún así, seguimos tirando el dado.
4 comentarios:
Estoy de acuerdo con la opinión de tu caminante. Como dijo nuestro poeta, se hace camino al andar...
Hay que ponerse en camino para encontrar respuestas. Preferimos el dado y la magia porque son soluciones fáciles y somos en extremo vagos para vivir buscando la verdad en un equilibrio inestable que viene ya en nuestros genes: estamos en este mundo, aunque no somos de este mundo.
Besos.
Paloma:
Somos peregrinos y extrajeros! Hacer camino... Creo que en tu caso, se hace camino al volar.
Abrazos!
Este cuento lleno de enigma y de puntos negros, como los dados, hace que piense que mi camino no sea aleatorio; sino que Él guíe mis pasos. Y si alguien tira un dado para que yo pueda avanzar, espero que sea el Creador.
Deivi:
¿Dios jugando a los dados? ¿O somos nosotros "dados" vivientes con decisiones propias para jugar con Dios?
Siempre es un gusto saludarte!
Yuan
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