domingo, 24 de enero de 2010

Efectos secundarios

Fue enviado con sus instrucciones de uso.
Revisaron su fecha de caducidad.
Lo agitaron antes de ser tomado.
Lo abrieron y lo consumieron.
Lo dejaron herméticamente cerrado.
Lo mantuvieron refrigerado.
Regresó para llorar, pero no podía:
le habían soldado el alma a su arma.
No sabía que le habían dado el Sol.
¡Pobre soldado!


Título del próximo cuento: SU MANERA DE DECIRNOS: «¡HOLA!»
Se posteará: domingo 31 de enero

2 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Hola Yuan: ¡a cuanta gente no se la convierte en esclava hoy en día!
El alma es lo único que el hombre tiene, donde puede ser libre. Pero hay tantos dispuestos a robarla, manipularla...
Besos y feliz semana.
Paloma

Yuan dijo...

Hola Paloma:
Con-fundir a la persona con un objeto... Con-fundir los pensamientos con mercancías...

Feliz semana también para ti!