domingo, 27 de diciembre de 2009

Ton-tin-ton…

Ho Hsueh no es como sus compañeros de estudio: es un niño taiwanés radicado en Santo Domingo. No le gusta el colegio, dice que los niños se mofan de él por ser diferente a los demás. No le gusta el colegio…
Hoy, la «profe» de biología ha puesto una tarea: cada niño, en su casa, deberá buscar un lugar silencioso para escuchar los sonidos de la naturaleza e identificarlos: el mover de las hojas, el canto de los grillos, el soplo de la brisa, el ladrido del cachorro…
Ho Hsueh está encerrado: en su habitación y en sí mismo. «No me gusta la tarea de biología», repite su pensamiento.
En medio de su esfuerzo, ruge la alarma del carro de Mabel, la vecina: «Tontín tontín tontín…». Ho Hsueh no puede oír otro sonido fuera del «tontín tontín tontín…».
«¿A quién insulta el carro diciendo: “tontín tontín tintín”?», se pregunta el pequeño. «¿A Mabel, al ladrón del carro o a mí?… Mabel es mujer, el ladrón no está… entonces… ¡hasta el carro se burla de mí!».
Ho Hsueh cierra sus ojos y se imagina el rostro burlón del carro.
Laura, la mamá del niño, entra a la habitación y descubre que tiene sus ojos cerrados.
«Amor, ¿qué te pasa?», Laura le extiende sus brazos.
«Es que el carro de Mabel me desprecia, me grita: “tontín tontín tontín”». Ho Hsueh se deja abrazar por su mamá.
Ella sonríe con ternura, cuando le aclara: «Cielito mío, el carro no dice: “tontín tontín tontín”; si escuchas bien, dice: “tinton tinton tinton”. ¡Está tratando de hablar chino porque quiere ser tu amigo! Escúchalo bien: “tinton tinton tinton”».
Ho Hsueh se recoge una lágrima cuando escucha: «Tinton tinton tinton».
Ríe. Cierra sus ojos para oír mejor, y se imagina el rostro amistoso del carro. Y el miedo se va. Después de todo, el mundo no es tan horrible… Y la tarea de biología… ¡es divertida!


Título del próximo cuento: SOSPECHA
Se posteará: domingo 3 de enero

domingo, 20 de diciembre de 2009

Igual que el año pasado, para estas fechas de Navidad, posteamos cuentos infantiles. Detrás de los llamados cuentos infantiles siempre hay una historia soterrada para adultos que creen que ya no son niños.

Lluvia invisible

Akón, el anciano, descansaba en su mecedora a la sombra del viejo roble, cuando fue sacudido por una voz familiar que lo tuteó agitándolo:
«Akón, ¿tú crees que Dios también llora como yo?».
El anciano se ha quedado meditabundo ante la inesperada pregunta lanzada por su nieta Teresa que lo miraba con ojos aguados (había tenido un mal rato en su escuela con algún niño).
«Dios llora cada vez que hay una necesidad en sus hijos, los hombres y las mujeres», respondió el abuelo luego de la pausa. «Las lágrimas de Dios descienden como lluvia invisible en aquellos lugares en donde hay gente necesitada de amor, compasión, paz y alegría; pero no todos se dejan mojar por el llanto de Dios».
«Si es así, Dios vive llorando… con tanta necesidad que hay en todas partes…», dijo la chica en voz baja y apenada.
Akón sonrió con ternura:
«Sí, pero también vive riéndose, porque cuando una gota de lágrima divina toca a alguien, penetra hasta el centro de su ser, le hace sentir un cosquilleo en su corazón, y esta persona hace un acto de bondad: un gesto de ternura y de amor. Entonces Dios sonríe y hasta se ríe. Por eso, en los sitios en donde hay mayor necesidad, hay mayor solidaridad. ¿Te das cuenta? En donde Dios llora más, también hay más actos de bondad, porque son más quienes se dejan mojar por las santas lágrimas. Donde abunda el llanto, sobreabunda la risa».
Ahora le tocó el turno a ella de quedarse pensativa.
«Cada vez que alguien realiza un acto de bondad es porque le ha caído una lágrima bajada del cielo», agregó Akón.
Una sonrisa se dibujó en los labios de la muchacha, mientras observaba una lágrima rodando por la mejilla de su abuelo.
«¡Siento una cosquillita en mi corazón!», exclamó Teresa acercándose hacia su abuelo. «¿Será que me ha caído una lagrimita de Dios?».
Un beso en la mejilla del anciano ―justo donde estaba la lágrima―, acompañado de un cariñoso abrazo, coronó un instante de ternura. Akón sonrió. En ese mismo momento se oyeron unos aplausos y una carcajada… Venían del cielo.


Título del próximo cuento: TON TIN TON
Se posteará: domingo 27 de diciembre

domingo, 13 de diciembre de 2009

Ada de cuentos

Usaba dos calzados de distinto par. Se rumoreaba que su salario no le alcanzaba para comprarse zapatos nuevos. Soñaba con alguien importante que tocaba a su puerta con algo encontrado en una escalera, pero las arrugas ya certificaban que su espera empezaba a desesperarla. La orden de la mansión era muy estricta: sólo después de la medianoche, cuando todos se hayan retirado, ella podía entrar en la sala de fumadores para cumplir con su oficio de recogedora de cenizas.


Título del próximo cuento: LLUVIA INVISIBLE
Se posteará: domingo 20 de diciembre

domingo, 6 de diciembre de 2009

Vagones

A Romina y Julio no les pude ver sus caras. En la estación 86 del subway de Manhattan hacía un frío que taladraba los tuétanos. Él hundía su rostro en el hombro de ella que hundía su rostro en el hombro de él. Ninguno de los cientos de pasajeros parecía darse cuenta de la presencia de esta pareja sentada en un banco del andén. Julio abrazaba a Romina que abrazaba a Julio, en uno de los más crudos inviernos. Ninguno de los trenes se quedaba a esperarlos. Los vagones andaban deprisa dejando y recogiendo pasajeros, pero no a «vagones» como Julio y Romina, que lucían sucios, pero estaban limpios. El corazón de Romina funcionaba bien, como el de Julio; pero ella estaba enferma, igual que él. La mente de Julio funcionaba bien, como la de Romina; pero él estaba enfermo, igual que ella. Y el mundo no podía curarlos, tal vez porque fue quien los contagió con ese tren de vida. Quizás el mundo está más enfermo que Romina y Julio en aquella plataforma, sentados.


Título del próximo cuento: ADA DE CUENTOS
Se posteará: domingo 13 de diciembre