domingo, 27 de febrero de 2011

«Pensamiento lateral»

Anoche me dormí de costado. Quizás esa fue la razón del extraño sueño. Soñé que me encontraba en una pizzería, y justo cuando ordenaba una porción me di cuenta de que sólo atinaba a ver la pizza de lado, no de frente. Pensé que era por la perspectiva de mi estatura, de modo que me empiné para visualizar; pero desde cualquier ángulo yo sólo veía la pizza de costado. No podía saber si era de pepperoni y picantino o hawaiana con piña. De todas maneras saqué mi billetera para pagar, pero era incapaz de ver los billetes de frente, incluso las monedas se me presentaban de canto.
Me dispuse a montarme en mi carro, acercándome al vehículo por su flanco, como debía ser. El problema era que su puerta, cerrada, por extraño que parezca, estaba de costado, perpendicular al carro. Abandoné la idea de conducir, no sólo porque no pude entrar al carro, también me fijé que nada más veía los automóviles de costado: me era imposible notar los vehículos que venían de frente.
Para colmo, todas las personas estaban de perfil. Unos peatones intentaban verme de frente, pero sus esfuerzos resultaron estériles: irremediablemente yo sólo los podía contemplar de perfil. Entonces me miraban horrorizados como si yo fuera el culpable de su «lateralidad».
A veces me agradaba la idea de observar la gente sólo de perfil. Algunas féminas se tornaban más agraciadas debido a las siluetas sinuosas que se percibían desde esa óptica; pero no podía apreciar si aquélla que me miraba sufría de estrabismo o no.
Tenía que telefonear a mis amigos para contarles el fenómeno, pero por más que traté no pude colocar el celular de frente. Entonces pensé en lo aburrida que sería una vida mirando el televisor, la computadora y el espejo solamente por sus lados.
Agobiado por esa vida «lateralizada», quise refugiarme en mi casa. Todo iba peor: sólo veía mi casa de lado, no era capaz de ver su fachada delantera ni de dar con la puerta frontal. Me quedé fuera de casa, esperando. Saqué un libro de bolsillo para leer y matar el tiempo, pero ¿cómo aprovechar un libro si sólo lo podía mirar por el lomo? Empezó a llover. Las gotas me golpeaban lateralmente...
Hasta aquí lo que pude recordar del sueño. Esta mañana quise contarlo a mi esposa, pero me contuve. Si le hubiera narrado mi sueño, seguro que me habría dicho que eso me pasaba por no asumir las cosas de frente, evitando encarar los problemas, por siempre irme por la tangente y vivir al costado. No quise enfrentar una discusión con ella, por eso vine.
Creo que mi mujer tiene razón: confieso que he pasado por la vida sólo de lado... ¿Cuál fue la penitencia que usted me puso? ¿Empezar a afrontar mis realidades? La próxima vez intentaré confesarme de frente a usted.

2 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

ja,ja. Confieso que he sonreído durante todo el relato. Está escrito con sentido del humor, no exento de mensaje subliminal...
Bien Yuan, me gustó.
God bless you!

Yuan dijo...

Paloma:
¡Qué bueno que has sonreído! ¿Pero era una sonrisa frontal o lateral?
Abrazos!