domingo, 9 de enero de 2011

Chaused, el vaso de papel

Las copas finas, ésas que se usan en ocasiones especiales para los vinos añejos, habitan los estantes superiores de la cocina. Los vasos desechables, ésos que se usan para las bebidas ordinarias, se amontonan en bolsas en cualquier rincón.
Cuando alguien se siente superior a otro, su mirada —de arriba hacia abajo— se convierte en altanera porque está distorsionada. Así miraban algunas de las copas finas a un vaso de papel que, por descuido, se dejó rodando por el piso de la cocina. Pobre Chaused (así se llamaba aquel vaso): ya había sido usado; pero, rodando olvidado por el suelo, nadie le hacía caso. Sólo las copas superiores lo miraban, con esos ojos de arriba hacia abajo.
Josué, el niño de la casa, celebraba la fiesta de Reyes. Sus padres se tomaron el día para pasar largos ratos jugando con él. Pronto vendrán los amigos de Josué acompañados de sus madres, y algunos, hasta de sus padres. Mientras tanto, Josué jugaba a las escondidas. Corriendo cruzó por la cocina, buscando algún refugio secreto para esconderse. Sin querer, ha pateado a Chaused. Pobre Chaused: nadie parecía percatarse de su presencia; sólo las copas superiores que, viendo cómo fue pateado, no se contenían sus risas.
Josué, intentando encontrar un escondite, volvió a pasar con rapidez por la cocina. Esta vez, su correría le hizo tropezar con el estante de las copas finas. Una de ellas cayó al piso, ante la mirada atónita de las otras copas. Pensaban que iban a presenciar a su compañera quebrarse en pequeños pedazos, pero... ¡sorpresa! ¡La copa cayó justo sobre Chaused, que logró amortiguar el golpe! La copa caída ni siquiera tuvo rasguños. Pobre Chaused: evitar que la copa se rompiera le provocó un gracioso abollado.
Asustado por la repentina caída de la copa, Josué llamó a sus padres. Cuando la mamá vio la copa intacta en el suelo, sabiendo que el vaso había amortiguado el golpe para salvar la copa, sencillamente dijo: «¡Qué bonita sonrisa tiene este vaso! ¡Es justo lo que necesitaba para la fiesta de hoy!».
El padre de Josué recogió la copa y levantó el vaso del suelo... Después de unos retoques, lo que era un gracioso abollado se convirtió en una graciosa sonrisa: Chaused fue transformado en la cabeza de un simpático títere.
Ese día las copas aprendieron alguna lección. Nunca más volvieron a reírse de Chaused; pero eso sí: ahora cuando presencian —desde su palco preferencial— las funciones cómicas del títere Chaused, no pueden contenerse y se ríen con él... y le aplauden chocándose unas con otras.

6 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Hay una bella frase en el evangelio que trata este mismo tema...
Me gustó Yuan.
Abrazos!!!

Yuan dijo...

"El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Abrazos!

Laura E. dijo...

Cómo cambian las cosas "asigún" se mira hacia arriba o hacia abajo :)

Yuan dijo...

Laura:
Quizás lo que nos toca hacer es mirar hacia los lados. :p
Abrazo!

cinthya rios dijo...

que bonito relato me encantó,eso nos pasa cuando subestimamos a la gente,vemos el exterior cuando debemos de ver el interior de cada uno de nosotros
Bendiciones

Yuan dijo...

Cinthya:
Por ahí anda un verso antiguo que dice: "La mirada de Dios no es como la mirada de los hombres. Estos miran la apariencia, Dios mira el corazón".
Saludos en Mina y Coatza.