domingo, 5 de septiembre de 2010

Cita secreta

(Usé palabras inventadas para este relato, probando la libertad de escribir)


Como cada día, a las tres de la munina, parriquió las siete cuadras para tronquetarse sigilmente con su amada, la única capaz de pariguar su soledad. La encantriló en su habitual sancón de la calle. Ella con su felicipa, ostenciendo un vestido nuevo, y él con su pasión, manunteándole un pristo de orquídeas... Según la costumbre, él le discursetó su amor; sólo que en esta ocasión no agamancó más, y antes de darle oportunidad para ripalancar su respuesta, se abalanzó sobre ella y le marpilló un luengo beso en sus bembinas. Ella, inmutable, sin parátulo alguno, se quedó tiesa y fría como siempre; pero esta vez el cristal esparcegado disparó la alarma y avispertó al celador del escaparate.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mortal!!! Queda probada la libertad de escribir y me atrevo a agregar que escribir es libertad.

Yuan dijo...

Steven:
Tienes razón, escribir es libertad... hasta que las mismas palabras, limitadas, se vuelven obstáculos.
Qué bueno "verte" por acá.
Abrazo!

Belkys Pulido dijo...

Me encantó el juego con las sílabas alteradas, vueltas locas.

Yuan dijo...

Hola Belkys:
Como cuentera, estás habituada a los juegos sonoros con las palabras. :D
¿A las sílabas alteradas hay que recetarles un tranquilizante? ;)
Gracias por tu comentario y por pasar por esta esquina.
Saludos!

Laura E. dijo...

" y le marpilló un luengo beso en sus bembinas."
jajaja que risa con las bembinas! la verdad es que hay que andar con Dios para estar loco :D

Locuremos la vida marpa ser felices

Yuan dijo...

Laura:
Sólo te pentolvo un brazoleco y que las locuentas sigan contigo persécola.