Apocalípticamente tronaba y ahí yacías inerte, sin poder explayarte, mostrando tus huesos mojados y revelando el final de tu existencia productiva, desechable. Veterano de tantas luchas y escudo contra ráfagas, alguna fuerza venteada —aliada con el tiempo— te ha asestado el knock-out mientras danzabas. Tu condena al vertedero, al lado del toca-cassette y de la guitarra rota, fue tu golpe de segunda muerte, tan severo que hasta tu género resultó irreconocible, viejo detenedor de aguas o vieja provocadora de sombra.
Dedicado al paraguas-sombrilla que me ha protegido de tantas precipitaciones.
2 comentarios:
muy bueno Yuan...y es que hay objetos que de tanto acompañarnos en tantas inclemencias, hasta les tenemos cariño...bueno ¿que se puede decir?¿Descanse en paz, paraguas?ja,ja.
Have a nice week!
Paloma:
Así es...
De repente, el viejo paraguas me recuerda a ciertas personas "desechables"...
Creo que estoy alucinando.
:)
God bless you!
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