domingo, 31 de enero de 2010

Su manera de decirnos: «¡Hola!»

En el fondo del mar
hay un hospital psiquiátrico
en donde se encierra a las olas.
Cada cierto tiempo,
el guardián marino las deja libres,
pero sólo por unos segundos,
para que tomen aire.
Por eso vemos
que aparecen y desaparecen olas
en cuestión de instantes.
Y en ese brevísimo tiempo,
las olas exteriorizan
su demencia incontenible:
están locas de alegría.
A veces provocan daños
en ese estallido de gozo,
pero no lo hacen porque sean malas:
son las consecuencias
de sus travesuras descontroladas.


Título del próximo cuento: GENOCIDIO
Se posteará: domingo 7 de febrero

domingo, 24 de enero de 2010

Efectos secundarios

Fue enviado con sus instrucciones de uso.
Revisaron su fecha de caducidad.
Lo agitaron antes de ser tomado.
Lo abrieron y lo consumieron.
Lo dejaron herméticamente cerrado.
Lo mantuvieron refrigerado.
Regresó para llorar, pero no podía:
le habían soldado el alma a su arma.
No sabía que le habían dado el Sol.
¡Pobre soldado!


Título del próximo cuento: SU MANERA DE DECIRNOS: «¡HOLA!»
Se posteará: domingo 31 de enero

domingo, 10 de enero de 2010

En cinta

Ella llegó con el padre. A veces con vacilación y otras con decisión, como emocionada, se acercaba al lugar donde lo encontraría. Después de nueve meses de espera, sus ojos brillaron al verlo. Lo cargó con cariño. Se fijó en sus detalles. Lo observó de perfil y de frente. Palpó su piel, acariciándola. Lo olfateó, tanteó su peso… El padre pidió envolverlo en cinta verde. Finalmente cumplió la promesa que le hizo a la chica cuando, en su colegio, ella recibió la Confirmación: regalarle un ejemplar de la Biblia de Jerusalén.


Título del próximo cuento: EFECTOS SECUNDARIOS
Se posteará: domingo 24 de enero

domingo, 3 de enero de 2010

Sospecha

Hacía cuatro meses que Juan Manuel empezó su catecismo. En la parroquia elegantemente engalanada, él y otros 34 niños de su colegio, aprovechando el inicio del año, recibieron su Primera Comunión. La ceremonia estuvo cargada de símbolos. El ambiente era festivo y de mucha espiritualidad. La homilía fue motivadora; las oraciones, inspiradas; las canciones, alegres; los agradecimientos, emotivos.
Terminada la liturgia, cada niño se marchó con sus padres a sus respectivos lugares de celebración: restaurantes, plazas de juegos, parques recreativos… A Juan Manuel se le notaba absorto. Mientras sus amigos jugaban, él se mostraba taciturno. Pidió a sus padres que, en cuanto pudieran, lo llevaran a la casa. Ellos, pensando que su hijo estaba en algún ensimismamiento místico, rápidamente lo trasladaron de la diversión a su hogar.
Ya en la casa, el pequeño, presuroso, fue a su ordenador a navegar en internet. Con un buscador, confirmó su sospecha: «Los insectos tienen seis patas».
Esa noche, el niño no podía conciliar el sueño. Con las luces apagadas, no dejaba de tocar sus costados en busca de alguna extraña protuberancia. No cesaba de mirar su espalda, a ver si descubría alguna misteriosa luz. Por más que intentaba cerrar sus ojos para dormir, no lograba apagar en su mente la voz de la catequista que, al final de la misa, había dicho: «Espero que, desde hoy, ustedes se conviertan en 35 luciérnagas que lleven la luz a sus casas».


Título del próximo cuento: EN CINTA
Se posteará: domingo 10 de enero