El rostro de Esther adquirió esa característica expresión que asumía cada vez que procuraba comunicar algo «muy serio». Tomó a Kent y lo introdujo en la casa. Él, obediente, se dejó llevar. Atravesaron la sala, ignorando todo a su alrededor, y entraron en la habitación. Ella, con escasa vestimenta, lo sentó en la cama. Y Kent, apuesto rubio de ojos azules, la miraba con una sonrisa de triunfador. Esther se sintió obligada a declararle la verdad (ésa era la razón de su acento de seriedad): «Cariño, tú sabes que te quiero, por eso debo decirte algo muy importante. Sé que ya estás listo para estudiar en la universidad, pero no vas a poder ir, porque somos muy pobres». Kent pareció no inmutarse por lo que ella le expresó: su sonrisa se mantuvo inalterable. Esther, dándole la espalda, se dirigió a una de sus cajas. Sacó rápidamente a Barbie, pues era el turno de jugar con ella. Sabía que en cualquier momento su madre la iba a llamar para la cena. Un par de tortillas de maíz en esa chabola de barrio marginal no estaría tan mal.
Título del próximo cuento: SUEÑOS MOJADOS
Se posteará: domingo 30 de agosto
2 comentarios:
Que fuerte es ver la verdad...este relato acaba de abrir la llave de mis ojos...y llueven rios...
Esto deberia estar EN UN LIBRO! Que mas gente los lea!
Palabra de Verificacion STIONE
La Calle Y UNO?
Jorge:
¿Un libro?
Me quedo pensando.
Abrazo.
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