domingo, 30 de noviembre de 2008

Espejópolis

Transparencia, así se llamaba aquella sencilla ciudad. Sus habitantes gustaban de tener casas recubiertas de vidrio. Era tal la confianza, que nadie temía ser visto por otro.
Pero una noche, alguien descubrió que, si cubría el vidrio con una capa de plata, el cristal se convertía en un espejo. Y se impuso una moda: espejos por todas partes. Los transparentanos perdieron la confianza, pues cada quien aseguraba su plata y su imagen. Se afanaban por conseguir capas de plata. Se preocupaban más por sus imágenes que por lo que podrían transparentar. De perder la confianza pasaron a perder el espíritu: descubrieron el espejo y cubrieron el vidrio, encontraron la apariencia y perdieron la transparencia. Construyeron templos de la imagen y levantaron monumentos al espejo. Cuando iban por las calles, todos se ocupaban de mirarse en los cientos de espejos que les rodeaban. Se les atrofió la habilidad de mirar a los otros directamente.
Se crearon compañías aseguradoras de imágenes; se implantaron leyes para las buenas apariencias; se decretó la moda de la ostentación de marcas; se aprobó hasta un nuevo nombre para la ciudad, “más acorde con los requerimientos del marketing”: Espejópolis.
Al recubrirse de espejos, la ciudad se volvió sobre sí misma y ya no trascendía. Por eso, los espejopolitanos caminaban ocupados, distorsionados, confundidos, distraídos, desorientados y tristes…
Al sonar la alarma del despertador, Samuel abrió sus ojos, preocupado. Sólo sintió alivio cuando se dio cuenta de que Espejópolis era únicamente un mal sueño. Se dirigió con pasos pesados al baño, como rutina matinal, y se lavó la cara. De repente, vio su imagen en el espejo, y volvió a preocuparse por el sueño tenido. Se quedó pensativo por un tiempo… Entonces recordó que tenía que apurarse, si no quería llegar tarde a su trabajo como asesor de imagen en esa agencia de modelaje.


Título del próximo cuento: CRISIS DE IDENTIDAD
Se posteará: domingo 7 de diciembre

domingo, 23 de noviembre de 2008

Déjà vu

Con la señal del inicio del maratón, todos se lanzaron frenéticamente. Los atletas eran literalmente incontables, la larga distancia hacia la meta intimidaba a cualquiera. Sabían que sólo un grupo lograría sobrevivir para llegar: era una competencia de vida o muerte.
Muchísimos se fatigaron… murieron sobre el trayecto. Uno de ellos, hábil, decidido, resistía junto a otros corredores. Finalmente llegaron al objetivo. Aquél que era hábil buscaba urgentemente la manera de entrar, hasta que lo logró, dando fin a aquella carrera. A su alrededor, sobre el camino, yacían todos sus compañeros, arrastrados a la muerte.
Hoy, Félix, veterano de guerra, no recuerda nada de ese acontecimiento. Sólo está muy agradecido de ser llamado a la vida en su cumpleaños número 80. Su familia y sus amigos le han organizado una fiesta especial; pero antes, decide ir al cementerio a visitar a sus amigos idos. Allí, en el camposanto, mira con reverencia las lápidas de los compañeros suyos, llamados a la muerte. Se pregunta por qué le tocó sobrevivir.
Súbitamente, Félix siente un sobrecogimiento, como si hubiera contemplado esa escena en otro momento de su vida, como si un recuerdo vertiginoso, muy lejano, volviera a tocar su memoria. ¿Será algo que sucedió hace aproximadamente 80 años y nueve meses?


Título del próximo cuento: ESPEJÓPOLIS
Se posteará: domingo 30 de noviembre

domingo, 16 de noviembre de 2008

La equilibrista

De pequeña, jugaba con su padre al sube y baja; pero no para subir ella o bajar él, sino para quedarse los dos con los pies suspendidos en el aire, guardando el equilibrio. Le encantaba plegar figuras de origami, pues lo que doblaba en un lado, lo repetía en el otro. Cuando dibujaba algo en el colegio, lo hacía con simetría. No había manera de hacerle pintar figuras que no fueran simétricas.
Estudió Economía en la universidad, buscando contribuir a lograr más equilibrio en el mundo: que los bienes se repartieran equitativamente para todos. Se integró a organizaciones no gubernamentales que luchaban por mayor justicia social.
Ingresó al Circo del Coyote como equilibrista. Se dedicó con tesón a buscar el equilibrio, caminando sobre la cuerda floja. Todo lo hacía con maestría: a pesar de tener poca base de sustentación, se mantenía sin caerse.
Poco a poco, fue dejando todo atrás. Se entregó exclusivamente a su profesión de equilibrista. Era alucinante verla sobre la soga con una carretilla o con una bicicleta, incluso cargando personas y objetos pesados. Se hizo la mejor equilibrista del mundo, a costa de muchos sacrificios: horas y horas de entrenamiento.
Sus amigos la soltaron por ausencia de contacto; sus ideales la abandonaron por falta de calor; ella misma se dejó, por no prestarse atención.
Finalmente, agotada, desmontó su cuerda floja y salió del circo… para ser equilibrista.


Título del próximo cuento: DÉJÀ VU
Se posteará: domingo 23 de noviembre

domingo, 9 de noviembre de 2008

¿Descabellado suicidio colectivo?

Apenas permanecía un puñado de supervivientes. Atrás quedaron los tiempos en que miles y miles poblaban esa fértil región. En los últimos días, los que sobrevivían podían ser contados con los dedos. Se dedicaban a añorar su glorioso pasado.
No sabían por qué misteriosa razón, a cada uno se le fue contagiando ese extraño síndrome de querer lanzarse al vacío, terminando prematuramente su vida. ¿Depresión contagiosa?
Con el paso del tiempo, cada vez más temprano, uno por uno realizaba su salto mortal, condenando su especie a la irremediable extinción.
Finalmente quedaba uno. Solo. Miró en torno, y se percibió en una ausencia absoluta de compañía. La soledad lo terminó de empujar: caída libre, definitiva, sin retorno. Se tiró en picada. Como si fuera un clavadista profesional, pareció flotar y flotar por el aire, dándose algunas volteretas… hasta descansar eternamente en el suelo.
Con la caída del último, la cabeza de Eliseo quedaba, de manera oficial, totalmente dominada por la alopecia.


Título del próximo cuento: LA EQUILIBRISTA
Se posteará: domingo 16 de noviembre

domingo, 2 de noviembre de 2008

La misión del pulgar

Meñique y Anular fueron de noche a convencer a Pulgar:
«¿No te das cuenta de que, cuando se hace la señal de victoria, Índice y Medio se levantan y son los que se destacan? Es una injusticia que estemos debajo, ocultos. ¡Tenemos que alzarnos y que nos vean! Únete a nosotros y haremos una huelga contra ellos.»
Pulgar, sabiamente, les replicó:
«Tranquilos… No hay que hacerse notar. La victoria no se ve si algunos no permanecemos bajitos…»
Toda la noche se tomó Pulgar para aclarar a esos dos compañeros sobre la importancia de sostener, desde abajo, la victoria.
Meñique y Anular entendieron. Se quedaron en sus puestos, aunque un poco malhumorados.
Por eso, cada vez que se hace la señal de victoria, Pulgar los agarra… No vaya a ser que se quieran alzar.


Título del próximo cuento: ¿DESCABELLADO SUICIDIO COLECTIVO?
Se posteará: domingo 9 de noviembre