domingo, 31 de mayo de 2009

Multiplicado y dividido

Nadie se atrevía a contradecir al general. Su palabra y sus acciones eran «batuta y constitución». Esa mañana, su jeepeta estaba parada en la calle, medio a medio, obstruyendo el tránsito. Un pequeño carro intenta continuar su ruta. Rebasa con dificultad la jeepeta, con la mala fortuna de provocarle un pequeño roce en el espejo retrovisor izquierdo.
Las puertas de la jeepeta se abren de inmediato. Se desmonta el general, prepotente, rodeado de tres guardias exhibiendo sus armas largas. Se dirigen al carro chico. Los transeúntes del lugar no presienten nada bueno.
Del pequeño vehículo desciende una señora mayor con movimientos torpes.
«Pero ¿tú no eres Juan Ibarra? ¿No me recuerdas? ¡Juancito! Soy la seño Martínez, tu profe de matemáticas en segundo. ¡Pero cuánto has cambiado! ¡Déjame darte un abrazo, mi muchachito!».
Antes de que los guardias supieran cómo reaccionar, la anciana se tira al general para darle un apretón con sus brazos. El general, abrazado, está perturbado.
«¡Juancito! Te enseñé a multiplicar y dividir… ¿te acuerdas? ¡Y parece que has multiplicado y dividido mucho en esta vida!».
Los guardias intentan intervenir, pero el general permanece callado y aturdido. Deja a la señora en la calle, y se vuelve a montar en su jeepeta. Un guardia, acercándosele, pregunta: «Señor, ¿la llevamos al palacio para ponerle su multa?».
Entonces, el hombre soberbio y temible que aparentaba ser tan desalmado, se siente desarmado. Ocultando la cara con las manos, irrumpe en llanto. Ordena continuar la marcha para alejarse velozmente del lugar.


Título del próximo cuento: LO QUE EMPIEZA MAL...

Se posteará: domingo 7 de junio

domingo, 24 de mayo de 2009

Resina, agua y ajo

Ella colecciona moretones en todo su cuerpo y en su alma. Por eso anda siempre tan cubierta. Dieciséis años con un compañero abusador es mucho tiempo. Demasiado. Dolores ya está cansada, fatigada. En lo que va de este año, ya ha acudido dos veces a la Fiscalía del Distrito para querellarse contra su marido, que en realidad no es su esposo. Está hastiada de los golpes, la presión sicológica, la sensación de ser sólo un objeto usado (mejor dicho, abusado). Está harta de ser la que trabaja duramente para mantener a un vividor que sólo gasta sus ahorros en las juntas con sus amiguetes y amiguitas del colmadón.
No le han servido las visitas amigables del cura párroco, al susodicho. Ni siquiera las palabras del teniente del cuartel han podido ablandar a ese ogro.
Desde hace seis meses, Dolores no muestra ninguna sonrisa. No sólo porque no tiene motivos para sonreír, sino porque le avergüenza mostrar su diente partido por un desafortunado palo blandido por el abusador.
Hoy, Dolores está en rebelión. Decide no tolerarlo más: «Ese desgraciado vago que no trabaja… Ya verá… Me armaré de valor y lo enfrentaré cuando llegue… Va a saber que ya no seré ninguna pendeja… Le pondré tres candados a la puerta, porque esta casa la pagué yo solita con mi dinero».
Mientras piensa en eso, se oye la voz ronca del monstruo, que llega embriagado como siempre. Basta sentir esa mágica voz, y Dolores va directo a la puerta. La abre. Le ayuda a pasar. Lo acomoda. «Mi amor, ¿te preparo un cafecito como a ti te gusta?», dice con acento también embriagado, pero de resina, agua y ajo (resignación, aguantarse y a joderse en ese infierno).


Título del próximo cuento: MULTIPLICADO Y DIVIDIDO
Se posteará: domingo 31 de mayo

martes, 19 de mayo de 2009

Nos quitamos el sombrero

Ayer nos asaltó la noticia de la partida de Mario Benedetti. Los que nos quedamos de este lado, seguiremos declamando, como lo hacía su "fulano": "Cómo voy a creer que la utopía ya no existe".
El maestro Benedetti "estuvo" en nuestra boda, en un poema musicalizado que interpretó el coro... Ya estará recitando, no con Daniel Viglietti, sino en otro "coro".
Hoy hago una excepción para postear un escrito suyo. No es un poema romántico ni un relato político, quiero recordar su fino sentido del humor en un microrrelato:


Todo lo contrario

-Veamos –dijo el profesor-. ¿Alguno de ustedes sabe qué es lo contrario de IN?
-OUT – respondió prestamente un alumno.
-No es obligatorio pensar en inglés. En Español, lo contrario de IN (como prefijo privativo, claro) suele ser la misma palabra, pero sin esa sílaba.
-Sí, ya sé: insensato y sensato, indócil y dócil, ¿no?
-Parcialmente correcto. No olvide, muchacho, que lo contrario del invierno no es el vierno sino el verano.
-No se burle, profesor.
-Vamos a ver. ¿Sería capaz de formar una frase, más o menos coherente, con palabras que, si son despojadas del prefijo IN, no confirman la ortodoxia gramatical?
-Probaré, profesor: “Aquel dividuo memorizó sus cógnitas, se sintió fulgente pero dómito, hizo ventario de las famias con que tanto lo habían cordiado, y aunque se resignó a mantenerse cólume, así y todo en las noches padecía de somnio, ya que le preocupaban la flación y su cremento.”
-Sulso pero pecable –admitió sin euforia el profesor.


Mario Benedetti (Despistes y franquezas)

domingo, 17 de mayo de 2009

Incompatibilidad

Un montón de arena decidió unirse a otro. Se sentía feliz, porque uniéndose seguían siendo un montón de arena. Pero el otro se decepcionó: pensaba que iban a ser dos.


Título del próximo cuento: RESINA, AGUA Y AJO
Se posteará: domingo 24 de mayo

domingo, 10 de mayo de 2009

Distorsiones

Amigas de infancia: Raquel, con cuerpo de barbie, ha desfilado en grandes pasarelas como top model; Sara es rechoncha, con gruesos lentes, semejante a la chilindrina. Las dos participan en la inauguración de la Ciudad Mecánica, el deslumbrante parque de diversiones publicitado desde hacía meses.
Por donde caminan, Raquel recibe piropos de indiscretos admiradores. Ambas se ríen.
Sara propone visitar el Salón de los Espejos, en donde uno se nota desfigurado por las imágenes deformadas que reflejan las láminas. «Es que me veré gorda y fea», alega Raquel para negarse a entrar. «Precisamente ésa es la idea: ¡que nos riamos viéndonos en esos espejos!», la convence Sara.
Adentro, Raquel se ve obesa y de muy baja estatura en un espejo distorsionado. Sara se ve altísima y exageradamente delgada en otro espejo. Ambas se ríen…
Pasan a montarse en el Martillo Espacial, intensa montaña rusa. Luego de tantas vueltas a velocidades extremas, las dos terminan con risas agitadas. Sara siente mareos y náuseas; se encierra en un sanitario para vomitar, mientras Raquel se ríe…
Allí, frente al lavabo, Raquel se mira en un espejo, que no está distorsionado. Entonces siente náuseas; se encierra en un sanitario para vomitar, mientras Sara llora.


Título del próximo cuento: INCOMPATIBILIDAD
Se posteará: domingo 17 de mayo

domingo, 3 de mayo de 2009

Objeto de admiración

El artista recibía cientos de cartas de elogio. Gustaba de cargar sus propias obras para presentarlas al público y, toda vez que mostraba una nueva escultura, se escuchaban los aplausos de la multitud. En esta ocasión talló una gigantesca maternidad en un tronco de madera delicada y frágil. Con su última obra en los brazos, salió a la calle. Los aplausos se oyeron de inmediato. Levantó una mano para saludar y recibir los aplausos. La escultura se cayó, despedazándose: un brazo rodó por allá, un dedo por ahí y una nariz por acá. Los aplausos cesaron de inmediato: eran para la obra, no para su autor.


Título del próximo cuento: DISTORSIONES
Se posteará: domingo 10 de mayo